Nunca he sido de quienes poseen eso llamado suerte del principiante, quizá porque nunca he pasado de ser eso en todo, y no era cuestión de concederme la suerte de forma perenne sin mérito alguno. Quizá si te doy ese número podamos hacer algo por cambiar mi suerte.
Comentarios
¿Cuál quieres?
¿Dónde se canjea el cambio?
¿No sería un poco más suculento el antojo de seguir...?
No bien dicen que el círculo constante del hombre es una variación de sus propios méritos.
Además dignificar, número por número, me quedaría corta...
¿Qué si se les cortamos las córneas?